martes, 20 de octubre de 2009

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Si había un oceano de metal, este se oxido, te di lo mejor de mi en clave morse y juntándonos sabrías que dos monedas en la arena no se desentierran juntas, que llegará un momento en que nuestra busqueda siamesa se disgregara sería finita, . Y tu ancia por buscar ranuras donde meterla, por exprimir el morbo de introducir y sacar metales hasta oxidarte o pulir tus ojos para que vean el brillo en lo oxidado, en el oceano de cosas de hierro y acero corrosionados por esa maña tuya de querer palpar, de disfrazarte siempre del que no ve.Llegó un momento en que desenterraste una segunda moneda, la infaltable, se repite el morbo por las ranueras, fue asi como me llamaste, solo por introducir, exitado no digiste nada, odiomandote contesté, que sordo me vuelve la pelea de tus gemidos el intento de escape de una silaba irritada en tu garganta, la ultima nota de samba en tu labia, que delata el stress de tu lengua por deletrear in/tro/duje/aquí/la/penúl/ti/má/es/pe/ranza/espera/me/no/sal/gas

contemplando telefonos publicos, aguardo loq ue es un final.