lunes, 26 de abril de 2010

Me iré, regresaré, ya a 40 mts de haberme ido una criatura me gritó espérame





No cae la lluvia de enero,ni la de diciembre ni la de este mes de abril, no ha caído nada, ni una gota de sangre, ni un ovario que punza, solo se sueña tosco y grueso en las pesadillas, y una se levanta con el mismo retumbar de las dos tenebrosas teclas de un piano que la anduvo aspirando ya sucecivas veces . Una cancion rusa se acerca y unas tambien rusas bailarinas levantan sus predecibless rusas piernas y dan una ronda gruesa alrededor de uno, que empeiza a masajear el rostro con los dedos de los pies y a clavarte las uñas en los ojos, bam rash, bam, rash, y ahí se siente que el piso cruje.
Celeste Beas Otero detrás de la puerta, clavada contra la pared, o colgada de ese clavo como una cartera. Con un cuchillo en la mano derecha,no se atrevan a hacer rechinar la puerta por querer sacarla, detrás de ella las flores y las malas hierbas crecen tranquilas, esconndidas brillanado como un diamente entre la basura. Así de empapeladitas , ahí jugando con la perilla, recogiendo los mocos que estan apunto de abandonar la nariz, conteniendo ese caño que mejor funciona para aspirar.
Ahí jugando con el papel tapiz que la ha cubierto por antaño tiempo, las flores, se destiñen como su proceso de adolescente - niñez ( o viceversa) o como se le ha desteñido el día de hoy. Una guitarra electroacustica la despierta y una voz lenta y medio ronca la distrae acuchillando la maderita que se ha vuelto la puerta.
Celeste Beas, se ha acordado del señor Rajuela y de lo chiquitito que hacía encoger a Pedro picapiedra.
"para eso yo ya me media con las migajas, y las temibles pulgas se dejaban montar por mí."

Alguien apagó la luz y aprendió a subir las escaleras, el sonido cuando se apaga un televisor, los pies ciegos buscando las artesanas sandalias fueron el preambulo al primer escalon subido, la persona no mira cuartos más que el suyo, no se golpea con puertas más que las suya, no palpa perillas más que la de sus aposentos. Se han vuelto a olvidar del cuarto celeste
Celeste Beas sigue detrás de la puerta.