viernes, 1 de octubre de 2010






Cuando veo a Crista no me importa si se arrugan las hojas que dormían en mi panza, en la cama en que yo dormía, únicamente me levanto y caen libros, lentes, rulos, pestañas, como si me perdonaran las abobinables horas de clase que se me trepan cada mañana desde las 8 hasta el infinito que yo decida.
Simplemente me levanto y mis pies ya estan tanteando el suelo frío, la cola de un perro o de un gato, mis zapatos y sandalias, cuando soy hombre o soy mujer.
Y entonces me asomo un rato a adorar a Buda, sobarte la panza con algo no tan mediocre como mis manos, levantar sus sábanas con una linterna gruesa y larga dentro de mi boca o con una corta y poco luminosa linterna de un solo led.
Y una cortina de planTas tetraplegicas se presentan "in front of me", en posiciones caleidoscopicas y yo con mil ojos de mosca escatologica desesperada por llegar al plato con desechos en una guerra contra el cuerpo y su tiempo de vida estimado.
Solo así llego a ver a Crista, nisiquiera todo Crista, poco a poco se va mostrando con cuidado que no se vele, se queda hieratica su sombra, y mi cuerpò desesperado es mas lento q mi alma que busca otro cuerpo para desdoblarse y avanzar mas rapido, con más prisa .Por que mi corazón no aguanta, como mis ojos que por mas que sean miles no aguantarían ver el sol completo a las 12 del mediodía. Es todo lo que no tengo a la misma vez.