domingo, 9 de mayo de 2010





Se escucha una guitarra muy curiosa, el que la manipula jala una de las 6 cuerdas de tal forma que suena como a un gato rechinando, o un violín que quiere ser gato; antes de ese ruido dos voces se disparan, el gato o el violín no logran entenderse con las dos voces, porque estas disparan : " silencio" y el gato-violin relincha como caballo.
Las dos personitas cantan suavecitas, entonces el director de toda la grabación obliga a que las vocesitas sientan mariposas o a que por lo menos los microfonos sean mariposas de colores rosas "que enamoren al espetador, al oidor o a este lector complice del bolero cupido."
Pero las vocesitas no se sienten, se preocupan por la perfecta impostacion " por que sus años cantando les desgastan las cuerdas de la garganta y ahi si no vale pena sonar a un gato rechinando" . Pero a la gente no le interesa la perfecta entonacion, queremos sentir comezón por el corazon recogido, por el suspirito de no haber encontrado aún una musa o que ésta aún no nos haga caso; o imaginar que ellos andan enamorados y tu ahi en el "so-quiet" de bjork. Ahí, las dos personanitas que esfuerzan sus cuerdas por el buen entonar, comienzan a ser presionadas por el bajo que pulsa cada vez más rápido. El director lo capta rápido y arranca bruscamente el bajo del bajitsa y toca a pulso de corazon descocido" un corazon de maratonista, sonoro y violento, el exhaltado tum, tum,"
Los cantantes no esperaban esto, entonces empiezan a dispararse los nervios en las miradas que apuntan a puntos imaginarios dentro del cuadrilatero, y el problema matematico de las probabilidades haya su respuesta, estas vocecitas coinciden en mirarse y se acuerdan que los cuerpos que las sujetan estan uno frente al otro y que para cantar un bolero hay primero que enamorarse, entonces ¡oh dios mío! la tipica guitarrita suave que sucede al bajo comienza a expandirse, y las voces de estos ancianos dejan de ser voces caducas y la guitarra suave y el otro gato conversan con una lejana trompeta, y el director se derrite sobre una tostada color tierra con bordes de canela y empiezo a buscar las palabras más suavecitas de neruda y los ojitos de los impostadores se miran con más intensidad , sin parar de inspeccionarse y la guitarra, el gato y la trompetita aceleran sutilmente lo que va y viene , lo que hace que "yo me agarre de la almohada y me despida de ella con los más dramáticos abrazos", y entonces las dos ultimas palabras se vuelven mas lentas y mi frasada me ayuda a desamarrar mis pasadores y me desprendo de este cuerpo y ahí vuelo.

Y flotando empiezo a pensar que el sonidito ese debió ser el de un gato, uno que toca el violín para imaginar la voz de lo que serían dos gatos buscando una musa en la radio.