lunes, 23 de noviembre de 2009

51


En unos dóciles y sobreprotegidos 18 años, no me había dado cuenta de lo relevante que es el marco en una pintura de Ricardo Grau, Víctor Humareda o Salvador Dalí.
Y quizás haigan ( Hayan jijiji) más pintores (cuyos nombres hayan sido utilizados para bandas de música) donde está notita de encajarse los realce.
Solo sé que hay cosas que merecen un margen, cosas que nunca viví, pero treinta y trés veces experimenté a las 4 de la mañana, donde un tallito de surrealismo me dirigió la mirada, y se hizo tan volátil el aliento, que total nunca se plasmó nada.
Pero que rayos hablo?, los marcos encasillan cosas, cosas que estamos seguros, nunca más las modificaremos, cosas que se encierran con 7 llaves en los corazones de André Breton o de Paul Newman. ¿es así?
Circunstancias que al recordarlas se vuelven ojeras. Esa es la realidad de los dos ponchos de carne que te cuelgan debajo del iris siena y el fondo blanco con venitas rojas que guardan, cansados de fotografiar, como las personas que andan se van o como la que aún no está ya se fue.

Es así como un rostro de Klimt me persignó en carnes y se despidió de mí, en plena guerrilla Senderista contra la nación cercada que producen los marcos que yo puse antes de conocerte y que a duras penas no intentaré sacar.

(En conclusión, nuestras performances estuvieron bien (digamos demasiado bien), y esta notita de escribir lo más sincero entre paréntesis (y lo más sincero de lo sinceros dentro de otras paréntesis), ha sido la idea más estupenda, y no quisiera que creyeras que performo de groupie, por que no es así, te dedico esto por el momento más extraño que he vivido( se nota que no salgo mucho no?), y jamás olvidaré de decir que ha sido lo más raro).



citando

18: te quiero
33: cuanto?
18: poco, como para darme cuenta que esto solo es ficción y placer ( is'nt it?)

:) para mi amigo D.